jueves, 29 de enero de 2004

Hay días que uno se levanta con el pie izquierdo:
la pila del despertador se acaba a medianoche y por lo tanto no suena a la hora debida; no hay suficiente agua caliente en la regadera y debemos terminar de bañarnos con agua fría, siendo que ALLÁ AFUERA están a 13°C; por las prisas nos ponemos lo primero que sale del closet, y una hora después nos damos cuenta que ALGO no combina; cuando más prisa tenemos, el camión no pasa y no hay más remedio que tomar un taxi, mismo que cobra la tarifa mínima de $15.00 (por un mísero recorrido de 4 mins); ¿el maquillaje? allá en la oficina, al fin que el jueves es el día que el jefe llega a las 11:00 y ¡maldición! resulta que ahí está, alistando unos papeles importantes para una reunión (o sea, aparte de que llegamos tarde, llegamos con la cara desvalada pareciendo fantasmas); decidimos no desayunar, algo prepararemos en el trabajo, un cafecito, una dona, pero no contábamos con que no hay azúcar ni crema, y no podemos tomar el café así solo pues nos provoca migraña; y para acabarla de amolar, cuando el jefe se va a la reunión, suelta así como al pasar: ¿viste que perdió Agassi?

Utaaaa! y apenas son las diez de la mañana...!

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