sábado, 15 de marzo de 2003

Hoy fui a la última prueba del vestido y me quedó que ni mandado a hacer (mmm, bueno, lo mandé a hacer...es sólo una expresión, OK?). Me siento y me veo bien con el vestidito, me gusta mucho más MI combinación de telas que la de las otras chicas; creo que el collar le irá estupendo, además ya tengo zapatos y bolso y parece que encontré con quién peinarme y por el maquillaje ya no me voy a preocupar... ¡Si mi madre me viera tan entusiasmada buscando el vestido y el peinado perfectos, no me reconocería! Siempre se ha quejado de que soy muy poco femenina y, en parte, le doy la razón. No ha de ser fácil tener una hija ingeniera. Jajaja, que risa me da esto último. Pero siendo honesta, me gustaría que mamá me dijera, a punto de salir de la casa el día de la fiesta: ¡Que linda te ves! Y que papá se acomodara el saco, orgulloso de lo bien que se ve su hija y me ofreciera el brazo para salir. Y que mi hermano me dijera: Pachuela, de tan bien que te ves...hasta pareces mi hermana! Y que la Pify me viera con ojos de admiración.
Esos pequeños detalles son los que hacen tan hermosa la vida familiar. Casi cinco años fuera de casa no se dicen tan fácil...Bah', todo esto para decir que extraño a mi familia!

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