lunes, 10 de marzo de 2003

Ayer experimenté por primera vez en la vida la necesidad de levantarme de madrugada a escribir. Me ha pasado varias veces que a las tres de la mañana siento el deseo incontrolable de seguir con la lectura en turno. También me he sorprendido soñando con algún pasaje o una frase del libro que esté leyendo en esos días. Me ocurre frecuentemente con la Biblia y lo interpreto como la voz de Dios queriendo hablar a mi vida...pero jamás había pasado con la necesidad de escribir.
¿Será que estoy mutando de lectora compulsiva a escritora frenética? Cabe mencionar que no me dormí hasta dejar perfectamente corregida la cuartilla de papel...misma que no pienso postear por el momento porque es sumamente depresiva.

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