martes, 30 de diciembre de 2003

Debería estar triste, pero no me siento así. Debería estar enojada, pero tampoco lo estoy. En realidad estoy impaciente por descubrir todo lo nuevo que vendrá con la decisión que he tomado (o que me obligaron a tomar): a partir del primer día del 2004 seré completamente independiente de mis padres. Y me refiero al dinero, porque en los demás rubros ya lo soy...siempre lo he sido. Ok, emocionalmente no soy tan independiente, pero ahí la llevo!
Sí, ya sé que mi decisión no es la gran cosa, pero para mí es un gran paso. Sigo siendo una simple estudiante universitaria (el prox semestre en receso, quizá hasta el año entero) con un empleo de medio tiempo. Tendré que conseguir otro trabajito pues en la Fundación tengo contrato y no puedo renunciar. Tendré que buscar un depa super barato y bajarle a mis gastos mensuales (que bueeeno, no son muchos, pero ir al cine dos veces a la semana se convertirá en un lujo). Y lo mejor/peor, tendré que ahorrar prácticamente todo mi sueldo si quiero terminar la carrera.
¿Por qué debería estar triste o enojada? Porque en realidad esta decisión fue tomada de manera obligada y no voluntariamente. Lo cierto es que ya me cansé de seguir extendiendo la mano a mi padre a mis recién inaugurados 23 años. Ya me cansé de escuchar en casa que si no fuera por mi capricho de estudiar en el Tec todos tendríamos carro último modelo, la casa sería casi un palacio y ya le habríamos dado veinte vueltas al mundo. Ya me cansé de ver la cara de frustración de mi padre cada fin de semestre cuando llegan las calificaciones. Lo peor del caso es que ellos tienen razón. Mi familia no tiene la culpa de mis múltiples crisis vocacionales, de mi inestable autoestima, de mis patéticos descuidos académicos ni de mis recurrentes ataques migrañosos. Y como no tienen la culpa, tampoco deben pagar los platos rotos. Si dinero es lo que les hace falta para ser felices, entonces lo tendrán. Ya no les quitaré más el sueldo de papá.
Y sí, quizá mamá tenga razón al decir que la Mich de hace cinco años se avergonzaría de la persona en que se ha convertido hoy. Pero YO mejor que nadie sé que la Mich de hace cinco años no tomaría esta decisión que estoy tomando ahora, porque hace cinco años basaba sus decisiones en la opinión de los demás y hoy no le importa lo que piensen de ella.

Y vaya este consejo para aquellos que pretendan mofarse de la nueva condición que adquirirá mi existencia: busquense algo bueno que hacer con sus vidas y dejen de meterse en lo que no les importa.

Ya lo dije...

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