lunes, 29 de marzo de 2004

TENER VEINTITANTOS..



Le llaman la crisis del cuarto de vida.

Te encuentras a ti mismo desafanándote de la multitud mas que en cualquier otro momento de tu vida.

Te empiezas a dar cuenta de que hay un montón de cosas sobre ti de las que no sabías y que quizá no te gusten.

Te empiezas a sentir inseguro y te preguntas donde estarás en un año o dos, pero luego te asustas al darte cuenta que apenas sabes donde estás ahorita.

Te empiezas a dar cuenta que algunas personas son egoístas, que a lo mejor esos amigos que creías cercanos no son exactamente las mejores personas que has conocido y que la gente con las que has perdido contacto resultan ser amigos de los más importantes para ti. De lo que no te das cuenta es que algunos de los amigos de los que te has alejado se están dando cuenta de lo mismo, y que la mayoría de ellos no son malos o deshonestos realmente, pero están tan confundidos como tu.

Ves tu trabajo y quizá no esté ni un poco cerca a lo que pensabas que estarías haciendo, o quizás estés buscando algún trabajo y piensas que tienes que comenzar desde abajo y te da un poco de miedo. Y extrañas la comodidad de la escuela, de los grupos, de socializar con la misma gente de forma constante. Pero te empiezas a dar cuenta que mientras algunos eran verdaderos amigos, otros no eran tan especiales después de todo.

Te empiezas a entender a ti mismo y sobre lo que quieres y lo que no. Tus opiniones se vuelven más fuertes. Ves lo que los demás están haciendo y te encuentras a ti mismo juzgando un poco más de lo usual porque de repente tienes ciertos lazos en tu vida y adicionas cosas a tu lista de lo que es aceptable y de lo que no lo es.

Te sientes seguro y luego inseguro. Ríes y lloras con la más grande fuerza de tu vida. A veces te sientes genial e invencible y otras, sólo y con miedo y confundido.

De repente el cambio es el enemigo y tratas de aferrarte al pasado, pero pronto te das cuenta que el pasado cada vez se aleja más y más y que no hay mas que hacer que quedarte donde estás o seguir avanzando.

Te rompen el corazón y te preguntas cómo alguien a quien amaste tanto te pudo hacer tanto daño. O quizá te acuestes por las noches y te preguntes por qué es que no puedes conocer a alguien lo suficientemente interesante como para querer conocerlo mejor. Los ligues y las citas de una noche te empiezan a parecer baratos y emborracharte y actuar como un idiota empieza a parecerte verdaderamente estúpido. Y pareciera como si todos los que conoces empiezan a casarse, y quizá tu también ames realmente a alguien también, pero simplemente no estás seguro si estás listo para comprometerte por el resto de tu vida aún.

Atraviesas por las mismas emociones y preguntas una y otra vez, y hablas con tus amigos sobre los mismos temas simplemente porque no terminas de tomar una decisión.

Te preocupas por préstamos y dinero y el futuro y por hacer una vida para ti. Y mientras ganar la carrera sería grandioso, ahorita tan solo quisieras estar compitiendo en ella.

Lo que puede que no te des cuenta es que todos lo que estamos leyendo esto nos identificamos con ello. Somos nuestros mejores momentos y nuestros peores momentos, tratando de descifrar esto lo mejor que podemos.

Si tu estás entrando en los veintitantos, puede que esto que acabas de leer te ayude a darte cuenta que no estás sólo entre tanta confusion...

Lo recibí hace más de un mes de la F@bys, pero apenas lo leí hace rato, mientras comía zanahorias...