sábado, 6 de marzo de 2004

Esta semana ha estado de locos: el clima (bueh', en Mty eso ya no es novedad) subiendo y bajando, y obvio, mi cabecita sufriendo. Estos cambios me provocan una cierta predisposición a la migraña, llevo varios días en un estado casi perpetuo de aura, bastante patético el asunto. Luego el mugroso libro que nomás no se termina de corregir, gracias a él regresé a mis viejos patrones de sueño y malpasadas gruexas (¿no que no estaba en el Tec?) Pero bueno, ya terminé por fiiinnn!

Además, resulta que la casa donde vivo forma parte de un complejo habitacional propiedad de un solo dueño y al bendito hombre se le ocurrió cambiar la tubería de desagüe en esta semana. En las casas de atrás comenzaron hace quince días y ahora le tocó a mi casa. Levantaron todo el pavimento (querían tirar los arbolitos, la Sra LA y yo armamos pancho!), hicieron zanjas, todo estaba lleno de tierra. Para entrar al porche teníamos que pedir que nos pusieran una tabla desde la calle a la puerta. Me sentía princesa del medioevo, refundida en un castillo rodeado por profundos pozos donde habitaban monstruos malditos. Jejeje, es que vaya, refundida en mi castillo sí estaba: sólo salía a la oficina y a CASA. De ahi en fuera, a darle duro a la tecleada.
Lo bueno es que he estado acompañada del buen Fer y el estupendo Filio, además encontré un CD que me regaló R (bueno, creo que sólo me lo prestó, pero ya tengo mas de dos años con él, entonces ya es mío ¿no?) con un chorro de cancioncitas de trova bastante buenas (welcome back Lluis Llach!) Y ya, de ahí en fuera no ha pasado nada. Creo que este libro estuvo a punto de implotar mi vida...

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