martes, 22 de octubre de 2002

Mmmhh, ayer me habló por teléfono mi papito. Aunque el propósito principal de la llamada era animarme a echarle más ganas a la escuela (oops!), también aprovechó para decirme cuánto me quiere y cuánto me quieren todos en mi casa. Un post pasado, donde hablaba de ellos, nos hizo reflexionar muchísimo acerca de nuestras relaciones familiares y todos estamos conscientes de los cambios que ha provocado la distancia, pero también del inmenso amor que nos une. Por si quedaban dudas, no, no he dejado de amarlos. Mi papito, mi mami, el Enano y la Pify son las cuatro personas a las que más adoro en el mundo y ellos mismos son quienes más me quieren a mí.
Como familia hemos pasado por situaciones muy dolorosas pero gracias a Dios, siempre, siempre hemos salido adelante! Y aquí estamos, juntos los cinco, no en el mismo lugar pero sí en la misma sintonía. Es cierto que a veces nuestros estados de ánimo no son los mejores o que a veces sentimos que odiamos a todo el mundo o que nadie nos comprende o miles de sentimientos juntos. Podemos ser exitosos o fracasar estrepitosamente. Podemos cometer muchos errores o crecer como seres humanos, pero lo que nunca deja de ser es el amor de la familia, el saber que pase lo que pase, papá y mamá estarán ahí para recibirnos con un abrazo y un beso y nos dirán que nada importa, que nos aman y eso nunca va a cambiar.
Gracias papito por hablarme, gracias por tomarte esos minutos para escucharme, gracias por llorar conmigo en el teléfono... te pido perdón a ti, a mi mami y a los enanos si los he lastimado en alguna ocasión. A veces me paso de independiente y en ocasiones soy la más dependiente de las hijas... Pero los amo, sobre todo, a pesar de todo y con todo, los amo. Ésa es una de las pocas cosas que nunca olvido!

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