Pues a pesar de lo que diga el gobierno mexicano, yo no reduciré mis relaciones con Cuba al mínimo. Seguiré escuchando al incansable Amaury (Pérez), al romantiquísimo Pablo (Milanés), al irreverente (Carlos) Varela y claro, al maestro Silvio (Rodríguez).
Prefiero la música y las letras a oír (leer) tanta noticia, tanta infamia que sólo envenena el alma. Ya le perdí el hilo a la historia, ya no sé quiénes son los malos y quiénes son los buenos. Así que mejor le hago caso a otra de las grandes, pues la vida es un carnaval y hay que vivir cantando...
martes, 4 de mayo de 2004
Publicadas por MiCh @ 12:49 p.m.
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