martes, 8 de febrero de 2005

No es la gran cosa, pero llevo clase con el hijo de uno de los más prominentes políticos mexicanos, quien fuera asesinado hace más de diez años en plena carrera presidencial... ¿ya saben a quién me refiero?

Me di cuenta hace un par de semanas cuando fui la última en anotarse en la lista de asistencia. Comencé a echarle una ojeadita a los nombres de mis compañeros, la carrera que estudian, el semestre en el que van... y me topé con SU nombre! Inmediatamente recordé sus entrevistas en el décimo aniversario luctuoso de su padre; recordé que lo había visto en algunos reportajes en el periódico y que me había enterado que "probablemente aceptaría la invitación del Tec para estudiar en sus aulas". Así que busqué su cara -disimulada y discretamente, claaaro, como sólo yo sé hacer las cosas- y di con él. Afortunadamente sacó el físico de la mamá y no al revés, jijiji. Creo que es un buen muchacho, comprometido con varias causas sociales -como el Consejo Juvenil del Parque Ecológico Chipinque-, pero se le nota en la cara la presión por ser "como su papá". Y es que el señor tuvo un currículum impresionante en sus tiempos de borrego del Tec: presidente de su carrera, presidente de la Federación de Estudiantes, prefecto de Residencias, bailarín, cantante y actor en Difusión Cultural... Difícil seguirle las huellas.

Es cierto que en cuanto me enteré que llevaba clase con él corrí a contarle a varios amigos. Incluso algunas niñas me preguntaron si era guapo, si tiene novia, si sale a comprar el pan... pero a mí sólo me causa mucha ternura. El pobre intenta pasar desapercibido, llevar una vida lo más normal posible, pero con semejantes nombre y apellidos le resulta difícil.
Hasta hoy había logrado pasar de incógnito en la clase de Conta, pero mientras presentábamos el examen al profe le dio por pasar lista: cuando leyó su nombre se quedó estupefacto. Todos voltearon para saber quién era, y a Luis no le quedó más remedio que levantar la mano con un movimiento super rápido. Seguro que a partir de la próxima clase la dinámica va a cambiar mucho en el salón: auguro coqueteos, unos sutiles y otros descarados, de niñas que estén en edad de merecer, así como repentinas pláticas buena onda de niños que le ofrecerán "una amistad desinteresada". Ya veremos lo que sucede...

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