No es la gran cosa, pero llevo clase con el hijo de uno de los más prominentes políticos mexicanos, quien fuera asesinado hace más de diez años en plena carrera presidencial... ¿ya saben a quién me refiero?
Me di cuenta hace un par de semanas cuando fui la última en anotarse en la lista de asistencia. Comencé a echarle una ojeadita a los nombres de mis compañeros, la carrera que estudian, el semestre en el que van... y me topé con SU nombre! Inmediatamente recordé sus entrevistas en el décimo aniversario luctuoso de su padre; recordé que lo había visto en algunos reportajes en el periódico y que me había enterado que "probablemente aceptaría la invitación del Tec para estudiar en sus aulas". Así que busqué su cara -disimulada y discretamente, claaaro, como sólo yo sé hacer las cosas- y di con él. Afortunadamente sacó el físico de la mamá y no al revés, jijiji. Creo que es un buen muchacho, comprometido con varias causas sociales -como el Consejo Juvenil del Parque Ecológico Chipinque-, pero se le nota en la cara la presión por ser "como su papá". Y es que el señor tuvo un currículum impresionante en sus tiempos de borrego del Tec: presidente de su carrera, presidente de la Federación de Estudiantes, prefecto de Residencias, bailarín, cantante y actor en Difusión Cultural... Difícil seguirle las huellas.
Es cierto que en cuanto me enteré que llevaba clase con él corrí a contarle a varios amigos. Incluso algunas niñas me preguntaron si era guapo, si tiene novia, si sale a comprar el pan... pero a mí sólo me causa mucha ternura. El pobre intenta pasar desapercibido, llevar una vida lo más normal posible, pero con semejantes nombre y apellidos le resulta difícil.
Hasta hoy había logrado pasar de incógnito en la clase de Conta, pero mientras presentábamos el examen al profe le dio por pasar lista: cuando leyó su nombre se quedó estupefacto. Todos voltearon para saber quién era, y a Luis no le quedó más remedio que levantar la mano con un movimiento super rápido. Seguro que a partir de la próxima clase la dinámica va a cambiar mucho en el salón: auguro coqueteos, unos sutiles y otros descarados, de niñas que estén en edad de merecer, así como repentinas pláticas buena onda de niños que le ofrecerán "una amistad desinteresada". Ya veremos lo que sucede...
martes, 8 de febrero de 2005
Publicadas por MiCh @ 6:00 p.m.
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