Noche de elefantes, de miedos, de cumpleaños, de prisas. Noche de olvidos, de cartas a Francia, de bañeras, de bienvenidas. Noche de pairos y derivas, de visiones, de aguacates... noches de llovizna. "Yo soy Fernando Delgadillo y vengo a cantar unas canciones". Esta vez no tuve que insistir mucho, apenas dos veces y Fer me escuchó. Aún duele la Llovizna... duele diferente, duele por otros, pero aún duele. El soldado de guitarra y pelo largo vino, cantó, contó y deleitó. Para rematar, la reflexión de la noche: es mejor besar que platicar.
lunes, 11 de octubre de 2004
Publicadas por MiCh @ 4:25 p.m.
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