sábado, 23 de octubre de 2004

Entre pairos y derivas, Fernando Delgadillo


una barca
Te he venido suponiendo en todos los días que me faltan
tal cual si, pudiera verlos como son.

Sólo quiero resumirte que al principio te pensaba,
y que hoy contemplo en ti la costa a donde voy.

Si te cuento que esta unión de dulce y sal me sujetó
y otras cosas parecidas que me envuelven
y me dan de imaginar.

Es que me deleito tanto
escuchándome inventarte en mi prisión,
es mi sueño preferido y no quisiera un día notar
que este encuentro no me sucedió jamás.

A mí que vuelvo a amanecer para tu aliento,
muchas más veces de las que hubiera confesado ayer.
Que despido al sol poniente
cuando he contemplado el siempre de tus ojos
y por fin comienzo a ver.

Que estoy dejando de callar que te amo,
que me detienes la respiración,
que atraen mi vida tus puertos tiranos
a donde siempre apuntó mi amante embarcación.

Mi existencia el pescador que a diario le tendió a la vida
sus resplandecientes redes de ultramar,
donde arde el astro poeta que se ilumina a sí mismo
y viaja y sueña en su eterna senda solar
lugar de brisa, oleaje y días añiles
que siempre estaban conduciendo a ti,
que siempre fueron signos invisibles,
cursos intrazables a través de mí.

Toma el timón de mi barca y el oriente de mis velas,
en tu tierra firme dame una señal.
Sé mi faro por las noches,
déjame arar con mi quilla en tus arenas,
remontar tu manantial.

Si aguas adentro en tus labios me pierdo
y no me es posible llegar a volver.
Me internaré en tus senderos secretos
a explorar tus fuentes, tus selvas, tu sed.

Entre pairos y derivas por los mares de mi vida,
hoy me veo siempre bogando a ti.





Por mucho, mi canción favorita...

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