miércoles, 11 de agosto de 2004

Llevo dos días de reingreso a la escuela y no he perdido la emoción pero sí me he enfrentado a retos que no tenía previstos.
Por alguna extraña razón no reparé en el hecho que en la actual generación de ingenieros químicos no conozco absolutamente a nadie. Me sentí rarísima al ver llegar a los IQ's en grupitos, cada quién con sus cuates y saludando a la demás raza, preguntando si fulanito o zutanito también se inscribieron en el grupo, o si perenganito ya llegó del intercambio. Llegué al salón prácticamente directo de la oficina, en pantalones de vestir, tacones y bolso en lugar de mochila. Realmente contrastaba con los IQ's vestidos de jeans, playeras, tenis y mochilas con laptops y batas de laboratorio. Además de eso, todos me parecen unos pequeñuelos (sin moverle mucho creo que soy la mayor), unos pobres ilusos que aún creen que la vida es buena y fácil, y que lo es aún más cuando tienes la suerte de graduarte del Tec. Su pensamiento lo ocupan las seis clases que llevarán en el semestre, el Congreso que será en marzo y el inminente encuentro con el Proyecto de Plantas.

En la clase de Finanzas las cosas son diferentes, aunque no tanto. Ahí la preocupación es salir corriendo a comprar la Cosmo y ver cuáles son las tendencias de la moda actual. Si con los IQ's estaba fuera de onda, con las licenciadas también lo estaba: bolsos de diseñador, melenas con luces y mechas, bronceados espectaculares.

Obviamente no todo es malo. Noto claramente que mi corta pero clara experiencia laboral es una ventaja respecto a mis compañeros. Los conceptos que vemos abstractamente en la clase de Finanzas son términos que manejo todos los días en la oficina. Y aunque Control de Procesos sigue siendo un obstáculo difícil de librar, ver la clase en la dimensión correcta (no se trata de pasar la materia, se trata de construir conocimiento) ayuda a temerle mucho menos.
Cuando sales de la escuela aprendes a poner todo en perspectiva. La vida no se mide en semestres ni se divide en objetivos alcanzados. La vida es un continuo caminar donde la experiencia del pasado te sirve en el presente para construir el futuro. La vida no es un proceso lineal ni mucho menos estable; día a día se toman decisiones y se aprenden cosas que pueden servir mañana, en un mes, en un año o quizá en diez. Después de todo, no es tan malo tener 23 años y seguir siendo una estudiante universitaria, jejeje.

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