Lukas Perro tiene pocos amigos: un gato al que ya no hemos visitado -ni visitaremos, los gatos son del mal-, una paloma pachona que se roba sus croquetas -y aún así la quiere, aww, ¡¿a poco no es un lindo mi perro!?-, dos pelotas de esponja y un pato de peluche. Por eso cuando el ex-roomie trajo a su hija perruna para pasar el weekend, pensé que le haría bien a Lukas convivir con miembros de su propia especie, jojojo. Gravísimo error: Milla Perro, una preciosa cocker spaniel de apenas cuatro meses de edad, hace palidecer al mismísimo Taz con todas sus travesuras. Y mi pobrino perro, que si algo tiene es que es igual de tierno y apacible como su madre (si, claro) sufrió lo indecible con semejante huracán perruno.
De más está decir que yo también sufrí con Milla, aunque no tanto como las pelotas de esponja, el peluche patuno, dos blusas recién lavadas de mi roomie y el tapete de la puerta, mismos que están todos ahora en el cielo de las cosas rotas, jajaja. Deveras que puras fallas.
PD. Jekyll, ¿qué pasaría si algún día me trajeras a Iker?
lunes, 3 de noviembre de 2008
Milla Perro
Publicadas por MiCh @ 11:50 p.m.
2 comentarios:
Jajajaja! Me encantó ese post! Vi las pics y... pfff, se ve que Lucas perro sufrió. Pobrino.
Pero deja que Milla sea toda una adolescente y otra cosa será... O_o
Uy... quise decir: LuKas perro :P
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