martes, 30 de septiembre de 2008

Cambios

Este post estuvo guardado por 30 días. Los mismos 30 días que han pasado desde que supimos del "retiro forzoso" de mi jefe.

Cuando platicaba con amigos o familires me daba cuenta de la suerte que tenía al contar con un empleo agradable, con los suficientes retos como para aprender en dos años lo que me llevaría al menos cinco en cualquier otro lado; rodeada de un equipo de profesionales expertos en su campo pero aún más, verdaderos amigos; dirigidos por un hombre con la suficiente visión como para dejarnos trabajar sin supervisión pero también con el suficiente cuidado como para no permitirnos tropezar. El eslabón débil de la cadena siempre fue la paga, pero hay cosas que el dinero no puedo comprar, lo dice muy sabiamente el comercial, jajaja! Neta, no puede ser más cierto en este caso.
Claro que la buena suerte no puede durar mucho, así que hace un par de meses la paga se hizo menor, a los retos los volvieron inalcanzables y el equipo de trabajo fue disuelto por los "expertos rescatadores de empresas", lean manufactory de por medio -bullshit!-
¿Cuál de todas las pérdidas me ha resultado más difícil de llevar? La gente, por supuesto, porque como ya bien dijimos, hay cosas que el dinero no puede comprar. A los demás "muchochos" los seguiré saludando por la planta, pero a partir de mañana ya no veré al iniciar la jornada la luz encendida de la oficina de mi jefe (quien siempre llegaba una o dos horas antes, such a workaholic), ya no tomaremos el café sin azúcar y dos cucharadas de crema mientras priorizamos juntos los pendientes del día, ya no me divertiré con las expresiones pintorescas que nunca supe interpretar adecuadamente y ya no habrá quien me llame "princesa" ni quién se preocupe por dejar sola a "la niña". Sé que esto no es para nada una despedida, he's still alive, pero realmente lo voy a extrañar. No sólo porque al parecer el Cielo quiere que aprenda paciencia a fuerza de golpes y me ha enviado con el peor de los jefes (el gordito del mal) sino porque, tristemente, cada vez es más difícil compartir la vida con personas íntegras y mi anterior jefe es una de esas pocas personas. Afortunadamente sólo deja de ser mi jefe, pero no una de las personas que más cree en mí, una suerte de padre postizo, mi consejero particular. Nos seguiremos viendo.

Me and my boss @ Xmas 2007
Y ahora un pequeño mensaje para los expertos rescatadores: la verdadera fortaleza de una organización está en su gente. En caso de que no lo sepan.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Un tipazo Don Chuy! Definitivamente muchísimo que agradecerle.

Y a ese 'inche gordito misógino... (suspiro largo y tendido) pues que Dios lo bendiga.

Animo Mich!

Anónimo dijo...

:( me hiciste llorar...ánimo amiguita!

Anónimo dijo...

Los recursos humanos son el principal soporte de cualquier organización. Lamentablemente hay muchos "jefes" que no lo creen así. No nos queda más que demostrarselo día a día.

A propósito: Que increible personalidad tienes :)