Cuando quiero votar no voto [Parte 3] o Cómo viví yo las elecciones
Pfff.. pues ya comenté que hay princesas ratunas en casa. Desde que llegó acordamos que buscaríamos una casilla especial para que pudiera votar. Ayer por la mañana nos alistamos y salimos en pos de una boleta electoral. Según mi detallado análisis de vialidad, cercanía y probabilidad de éxito [tsss!], decidimos ir a un centro comercial de ropa fuera de temporada que tendría casilla especial, you know what I mean. Llegamos y la fila era impresionante. La ratilla estuvo a punto de desistir de su democrática intención, pero preguntamos cuántas personas habían votado hasta el momento [100] y dedujimos que aún quedaban 650 boletas disponibles. Contamos a las personas de la fila y estábamos entre el num. 400 y 450 (al final la princesa ratuna votó en el lugar 429), por lo que sentencié: "no nos vamos sin que puedas votar, porque en otras casillas ya no hay boletas y aquí sí alcanzamos".
Comenzamos la laaarga, muy larga espera.. Tres horas después habían votado 100 personas y yo estaba a mínimo una hora de camino de mi casilla. Opté por lanzarme hasta el TEC y dejar a la ratilla esperando. Llegué a mi casilla, voté rápidamente y 5 minutos después estaba yo afuera, con los dos pulgares marcados. Regresé a donde la ratilla y habían avanzado 75 lugares. Ya todos en la fila eran amiguitos, se habían contado las respectivas vidas y las situaciones por las que debían votar en una casilla especial. A eso de las 6.00 de la tarde aún había unas 80 personas por delante de la ratilla, y los encargados del IFE amenazaban con terminar la elección. Argumentaban que una casilla especial no se regía por las mismas reglas, pero la turba enfurecida amenazó con llamar a la prensa y hacer un escándalo. Y es que siete horas bajo el sol no son cualquier cosa. Al final acordaron que todos votarían hasta que se acabaran las boletas. Una hora después la ratilla estaba emitiendo su voto. Fueron ocho horas de espera. Si hace un mes los paseos bebetonescos me dejaron color rojo tomate en explosión, ayer por la tarde yo era el tomate rojo ya explotado y machacado. Pero como decían todos en la fila: si estuvimos tantas horas esperando era porque estábamos convencidos que esta elección estaría super reñida. Uno voto podría hacer la diferencia, y vaya que no estaban equivocados. Hoy, a la hora que escribo esto, con el 96.98% de las actas computadas, la diferencia entre el primer y segundo lugar es de 0.98% o 350,000 votos. Claro que falta esperar los resultados oficiales y el conteo voto por voto que comenzará el miércoles. No cabe duda que estamos viviendo la elección presidencial más reñida de todos los tiempos.
Nota: el Dr. Simi lleva 280,000 votos. ¡¡Vaya que son pegadoras sus vitaminas, jojojo!!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario